MUJER NÓMADE #FARINA #FICIC2018

por Mercedes Orden

Publicado originalmente en Revista Caligari

¿Cómo se podría plantear un documental de Esther Díaz si no fuera haciendo eje en el cuerpo? Muchos de nosotros podemos conocerla en su forma teórica, pero ¿quién conoce el punto de partida de lo que nos plantea? ¿Qué hay detrás de esa mujer que escribe, da clases, cita a Michel Foucault, habla de Gilles Deleuze y refiere al hímen como un obstáculo epistemológico? Martín Farina toma el desafío de llevar a cabo ese retrato.
El comienzo es una voz y un cuerpo en primer plano que recuerda la crisis presentificada cuando cumplió cincuenta años y comenzó a pensar que su vida se acababa. De inmediato, esa voz recuerda una noche de orgías, drogas y celos que terminó en un neuropsiquiátrico. Luego la cámara sigue a Díaz en sus rituales de belleza cotidianos. Planos detalles nos presentan una aplicación de bótox, el turno en la peluquería y la clase de pilates como algunos espacios por los que transita esta mujer recordando hechos de su vida, yendo de lo superficial a lo más íntimo de su persona.
La filosofía se escabulle por cada rincón. La categoría de percepción desde la perspectiva de Deleuze, es observada desde la diferencia entre lo que percibimos en la vida cotidiana y lo que somos capaces a través del arte, el percepto, concepto que la ayuda a pensar el cuerpo como una superficie perceptible relacionándolo con sus múltiples posibilidades de «orgasmear».

Mujer_Nomade

Mujer Nómade ponce como centro la subjetividad de Díaz, una protagonista que, de manera constante, relaciona su historia con la filosofía que eligió como profesión, la sexualidad -entendida a partir de la promiscuidad- y el cuerpo que las atraviesa. Pensar en ser nómade sin moverse del lugar, de eso nos habla la escritora quien entiende que no sólo los genitales, sino también los objetos son órganos sexuales, a la vez que declara el carácter transformador del posporno que posibilita ese nomadismo de la mujer.
Farina elige un personaje que fue víctima de violencia de género, se divorció y comenzó sus estudios de manera tardía, logrando un Doctorado en Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Los motivos sobran. La riqueza de sus anécdotas, el modo en que reflexiona acerca del mundo que habita y la frescura que tiene para estar frente a la cámara -posible quizá por su experiencia como docente o su acercamiento al ámbito teatral- entregan un carácter hipnótico al documental.
A partir de filmar su crisis y recorriendo los espacios de dolor que le recuerdan el brote psicótico de su hija Fabiana, invitándola a hablar de la felicidad que encontró cuando comenzó a acostarse con pendejos y apelando al material de archivo que la muestra ante numerosas audiencias, Farina lleva a cabo un trabajo donde los sentimientos explotan frente a la pantalla y la subjetividad es la decisión temática pero también estética para que Díaz no sea si no una nueva forma que él encuentra para hablar de lo que ya nos viene hablando.
El resultado es un lúcido documental, con añadidos de ficción, donde la filosofía es hablada a través del cuerpo. Un cuerpo que piensa el ideal de belleza, la sexualidad, pero también el entramado de poder. Es allí Esther Díaz la protagonista indicada que no teme contar quién es sino que además atestigua el modo en que una mujer puede -y debe- no sólo romper con los mandatos sociales que la rodean sino también exponerlos para llevar a cabo una verdadera crítica acerca de ellos.

Argentina, 2018
Dirección: Martín Farina
Guión: Martin Farina
Producción: Martin Farina
Fotografía: Martin Farina, Tomás Fernández Juan
Sonido: Jorge Barilari
Montaje: Martin Farina
Elenco: Esther Díaz
Música: Coiffeur / Jorge Barilari
Duración: 74 min.

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